Puertos españoles: el gigante dormido entre sanciones de EE.UU. y el empuje de Tánger-Med
España, cuarta potencia portuaria de la UE, afronta una década decisiva. La exclusión de un acuerdo estratégico con Estados Unidos se suma a déficits de inversión, modernización y resiliencia que ponen en riesgo la competitividad de los puertos nacionales frente a Rotterdam o el emergente Tánger-Med.
El choque diplomático que destapó las costuras
“España defendió su soberanía, pero no explicó por qué negó el acceso a Algeciras”.
Esas fueron las declaraciones que la comisionada Rebecca F. Dye hizo en julio de 2025 ante la Cámara de Representantes. Sus palabras sellaban la fractura: Washington investiga a los puertos españoles y ha decidido excluirlos de su Programa de Seguridad Marítima (PSM).
La chispa saltó en noviembre de 2024, cuando el Gobierno bloqueó la escala en Algeciras de los portacontenedores Maersk Denver y Maersk Seletar. La carga, según la naviera, era legal. España sospechaba destino militar hacia Israel. El resultado: desvíos hacia Lisboa y, sobre todo, hacia Tánger-Med, el puerto marroquí que ya mueve más de 9 millones de TEU* al año y que amenaza con arrebatar el liderazgo del Estrecho.
Ahora, EE.UU. estudia sanciones de hasta dos millones de euros por viaje a buques españoles y restricciones de entrada en puertos norteamericanos. La medida impacta directamente sobre los 750.000 TEU que cada año cruzan entre ambos países, un tráfico reducido en volumen pero clave en valor añadido: tecnología, componentes industriales, mercancía estratégica.
* TEU (Twenty-Foot Equivalent Unit) es una unidad de medida estándar en la logística y el transporte marítimo que representa la capacidad de un contenedor de 20 pies de largo, 8 pies de ancho y 8 pies de alto. Se utiliza para medir la capacidad de los buques, terminales y para calcular los costes del flete. Un contenedor de 40 pies, por ejemplo, equivale a 2 TEUs.
El episodio ha puesto en evidencia lo que el Informe de Infraestructuras 2023 de la Asociación Caminos venía advirtiendo: el sistema portuario español, aunque vital, se apoya en estructuras frágiles que requieren una profunda transformación.
El músculo económico: grande, pero mal entrenado
Los 46 puertos de interés general canalizan el 85% de las importaciones y el 60% de las exportaciones en volumen, generando más de 35.000 empleos directos y hasta 200.000 indirectos. Su actividad representa en torno al 1,1% del PIB español.
España ocupa el cuarto puesto europeo en tráfico portuario, con más de 500 millones de toneladas anuales según Eurostat. Sin embargo, el crecimiento se concentra en unos pocos enclaves —Algeciras, Valencia y Barcelona— que soportan el grueso de los contenedores, mientras otros puertos se quedan atrás.
“España corre el riesgo de infrautilizar una posición geográfica privilegiada por falta de inversión estratégica”, alerta el informe.
Capacidad: puertos al límite, otros en barbecho
En Algeciras, los operadores advierten de saturación en las terminales de contenedores. En Valencia, la ampliación norte lleva años bloqueada por trámites y contestación social. Barcelona, mientras, se enfrenta a límites físicos de espacio.
La paradoja: mientras los grandes hubs se estrangulan, otras dársenas permanecen infrautilizadas. El sistema, diseñado como red, funciona más como archipiélago desconectado. “Un modelo ineficiente que dispersa recursos y reduce competitividad frente a los grandes hubs europeos”, señala la Asociación Caminos.
Financiación: el corsé del autofinanciamiento
Puertos del Estado presume de un modelo autosuficiente: las autoridades portuarias se financian con tasas y recursos propios. Pero el informe es contundente: ese esquema ya no sirve.
La modernización exige inversiones multimillonarias en terminales, accesos ferroviarios y transición energética. Países como Marruecos financian expansiones a golpe de presupuesto estatal. En España, cada proyecto se convierte en una carrera de obstáculos presupuestarios.
Resultado: inversiones demoradas, obras a medio gas y pérdida de ventaja competitiva.
Adaptación al futuro: el reloj climático corre
Las exigencias verdes son ineludibles:
- Electrificación de muelles, para que los buques apaguen motores atracados.
- Combustibles alternativos: GNL, metanol, hidrógeno.
- Conexión ferroviaria real con los corredores Mediterráneo y Atlántico, aún inconclusos.
“Sin corredores ferroviarios potentes, los puertos españoles seguirán dependiendo en exceso de la carretera, lo que encarece la logística y nos resta competitividad frente al norte de Europa”, apunta el documento.
Operación y mantenimiento: la factura que nadie quiere pagar
No solo faltan grandes obras; también falta mantenimiento. Dragados insuficientes, accesos viarios envejecidos y carencias tecnológicas lastran la operativa. La Asociación Caminos advierte de que la conservación está sistemáticamente infradotada, lo que multiplica los costes a medio plazo y aumenta el riesgo de incidentes.
Seguridad y resiliencia: el talón de Aquiles
Los puertos españoles aún no cuentan con planes integrales frente a:
- Eventos climáticos extremos, cada vez más frecuentes.
- Ciberataques a sistemas logísticos, una amenaza creciente.
- Emergencias de carga peligrosa, que requieren protocolos internacionales más exigentes.
El choque con EE.UU. demuestra, además, que la vulnerabilidad geopolítica también afecta directamente a la logística. El puerto puede ser la primera línea de un conflicto diplomático.
Ingeniería e innovación: los puertos inteligentes que no llegan
Mientras Rotterdam automatiza grúas y Hamburgo gestiona tráfico en tiempo real con inteligencia artificial, España aún no ha dado el salto.
El informe reclama puertos inteligentes: digitalización total, big data para anticipar picos de tráfico, automatización de carga y descarga. La brecha tecnológica amenaza con dejar obsoletos a enclaves clave como Valencia o Algeciras si no se actúa en la próxima década.
España frente al espejo de Tánger-Med
El contraste es evidente. Tánger-Med, con fuerte respaldo estatal, se ha convertido en el primer hub del Mediterráneo en capacidad de contenedores. Sus tarifas competitivas y sus conexiones ferroviarias y logísticas lo consolidan como alternativa natural para navieras que buscan eficiencia.
Mientras, en el lado español, las ampliaciones se retrasan, la financiación es insuficiente y la digitalización avanza con lentitud. “El riesgo no es perder carga marginal, sino dejar escapar la oportunidad de ser el hub principal entre Europa, África y América”, subraya el informe.
Conclusión: la década decisiva
El colapso portuario no será inmediato, pero los avisos se acumulan. El choque con Washington ha sido un recordatorio: la logística no es solo economía, también es geopolítica.
España cuenta con ubicación privilegiada, puertos de referencia y una red consolidada. Pero, sin un plan de choque en capacidad, financiación, sostenibilidad e innovación, la próxima década puede convertir esa ventaja en un espejismo.
El mensaje de la Asociación Caminos es claro: “O España apuesta por la modernización de sus puertos, o quedará relegada en el mapa logístico internacional”.
